¿Qué es particionar un disco duro?
Particionar un disco duro consiste en dividir su capacidad en varios
trozos llamados particiones de forma que el sistema operativo los
presente aparentemente como discos independientes.
Ejemplo, si tengo un disco duro de 160 GB, puedo particionarlo
en dos particiones del tamaño que desee, pero que sumen 160 GB,
ejemplo, podría crear una de 40 GB para el sistema operativo y otra de
120 GB para guardar mis datos como documentos de Word o Excel,
películas, música, fotos, etc... de esta forma, si el sistema falla,
puedo volver a instalarlo sin perder mis datos.
Cada disco duro constituye una unidad física
distinta. Sin embargo, los sistemas operativos
no trabajan con unidades físicas directamente sino con
unidades lógicas. Dentro de una misma
unidad física de disco duro puede haber varias unidades lógicas. Cada una de estas unidades
lógicas constituye una
partición del disco duro. Esto quiere decir que podemos dividir un disco duro
en, por ejemplo, dos particiones (dos unidades lógicas dentro de una misma unidad física) y trabajar
de la misma manera que si tuviésemos dos discos duros (una unidad lógica para cada unidad física).
Particiones y directorios.— Ambas estructuras permiten organizar datos dentro de un disco duro. Sin embargo, presentan importantes diferencias: 1ª) Las particiones son divisiones de tamaño fijo del disco duro; los directorios son divisiones de tamaño variable de la partición; 2ª) Las particiones ocupan un grupo de cilindros contiguos del disco duro (mayor seguridad); los directorios suelen tener su información desperdigada por toda la partición; 3ª) Cada partición del disco duro puede tener un sistema de archivos (sistema operativo) distinto; todos los directorios de la partición tienen el sistema de archivos de la partición.
Como mínimo, es necesario crear una partición para cada disco duro. Esta partición puede
contener la totalidad del espacio del disco duro o sólo una parte. Las razones que nos pueden llevar
a crear más de una partición por disco se suelen reducir a tres.
- Razones organizativas. Considérese el caso de un ordenador que es compartido por dos usuarios y, con objeto de lograr una mejor organización y seguridad de sus datos deciden utilizar particiones separadas.
- Instalación de más de un sistema operativo. Debido a que cada sistema operativo requiere (como norma general) una partición propia para trabajar, si queremos instalar dos sistemas operativos a la vez en el mismo disco duro (por ejemplo, Windows 98 y Linux), será necesario particionar el disco.
- Razones de eficiencia. Por ejemplo, suele ser preferible tener varias particiones FAT pequeñas antes que una gran partición FAT. Esto es debido a que cuanto mayor es el tamaño de una partición, mayor es el tamaño del grupo (cluster) y, por consiguiente, se desaprovecha más espacio de la partición. Más adelante, explicaremos esto con mayor detalle.
¿Qué tipo de particiones existen?
Las particiones pueden ser de dos tipos: primarias
o lógicas. Las particiones lógicas se
definen dentro de una partición primaria especial denominada
partición extendida.
En un disco duro sólo pueden existir 4
particiones primarias (incluida la partición extendida,
si existe). Las particiones existentes deben inscribirse en una tabla de particiones de 4 entradas
situada en el primer sector de todo disco duro. De estas 4 entradas de la tabla puede que no esté
utilizada ninguna (disco duro sin particionar, tal y como viene de fábrica) o que estén utilizadas una,
dos, tres o las cuatro entradas. En cualquiera de estos últimos casos (incluso cuando sólo hay
una partición), es necesario que en la tabla de particiones figure una de ellas como partición activa.
La partición activa es aquella a la que el programa de inicialización
(Master Boot) cede el control al arrancar. El sistema operativo de la partición activa será el que se cargue al arrancar desde el
disco duro. Más adelante veremos distintas formas de elegir el sistema operativo que queremos
arrancar, en caso de tener varios instalados, sin variar la partición activa en cada momento.
De todo lo anterior se pueden deducir varias conclusiones: Para que un disco duro sea
utilizable debe tener al menos una partición primaria. Además para que un disco duro sea arrancable
debe tener activada una de las particiones y un sistema operativo instalado en ella. Más adelante,
se explicará en detalle la secuencia de arranque de un ordenador. Esto quiere decir que el proceso
de instalación de un sistema operativo
en un ordenador consta de la creación de su partición
correspondiente, instalación del sistema operativo (formateo de la partición y copia de archivos)
y activación de la misma. De todas maneras, es usual que este proceso esté guiado por la
propia instalación. Un disco duro no arrancará si no se ha definido una partición activa o si,
habiéndose definido, la partición no es arrancable (no contiene un sistema operativo).
Hemos visto antes que no es posible crear más de cuatro particiones primarias. Este límite,
ciertamente pequeño, se logra subsanar mediante la creación de una
partición extendida (como
máximo una). Esta partición ocupa, al igual que el resto de las particiones primarias, una de las
cuatro entradas posibles de la tabla de particiones. Dentro de una partición extendida se pueden
definir particiones lógicas sin límite. El espacio de la partición extendida puede estar ocupado en
su totalidad por particiones lógicas o bien, tener espacio libre sin particionar.
Veamos el mecanismo que se utiliza para crear la
lista de particiones lógicas. En la tabla
de particiones del Master Boot Record debe existir una entrada con una partición extendida (la
cual no tiene sentido activar). Esta entrada apunta a una nueva tabla de particiones similar a la
ya estudiada, de la que sólo se utilizan sus dos primeras entradas. La primera entrada corresponde a
la primera partición lógica; la segunda, apuntará a una nueva tabla de particiones. Esta nueva
tabla contendrá en su primera entrada la segunda partición lógica y en su segunda, una nueva
referencia a otra tabla. De esta manera, se va creando una cadena de tablas de particiones hasta llegar a
la última, identificada por tener su segunda entrada en blanco.
Ambos tipos de particiones generan las correspondientes unidades lógicas del ordenador. Sin
embargo, hay una diferencia importante: sólo las particiones primarias se pueden activar.
Además, algunos sistemas operativos no pueden acceder a particiones primarias distintas a la suya.
Lo anterior nos da una idea de qué tipo de partición utilizar para cada necesidad. Los
sistemas operativos deben instalarse en particiones primarias, ya que de otra manera no podrían arrancar.
El resto de particiones que no contengan un sistema operativo, es más conveniente crearlas
como particiones lógicas. Por dos razones:
primera, no se malgastan entradas de la tabla de
particiones del disco duro y, segunda, se evitan problemas para acceder a estos datos desde los
sistemas operativos instalados. Las particiones lógicas son los lugares ideales para contener las
unidades que deben ser visibles desde todos los sistemas operativos.
Algunos sistemas operativos presumen de poder ser instalados en particiones lógicas
(Windows NT), sin embargo, esto no es del todo cierto: necesitan instalar un pequeño programa en una
partición primaria que sea capaz de cederles el control.
Dependiendo del sistema de archivos utilizado en cada partición, su
estructura lógica será
distinta. En los casos de MS-DOS y Windows 95, está formada por sector de arranque, FAT, copia de
la FAT, directorio raíz y área de datos. De todas formas, el sector de arranque es un elemento
común a todos los tipos de particiones.
Todas las particiones tienen un sector de arranque
(el primero de la partición) con
información relativa a la partición. Si la partición tiene instalado un sistema operativo, este sector se
encargará de arrancarlo. Si no hubiese ningún sistema operativo (como es el caso de una partición para
datos) y se intentara arrancar, mostraría un mensaje de error.
¿Qué significa bootable?
Cuando una de las 4 particiones primarias, es la que tiene el sistema de arranque, se denomina bootable.
Consejos a la hora de crear particiones
La principal decisión que debemos tomar a la hora de crear una partición es elegir entre primaria
o lógica. Recordemos que las particiones lógicas deben ser creadas dentro de una partición
primaria especial denominada partición extendida. Ya hemos visto que la mejor política que podemos
seguir es utilizar, en la medida de lo posible, antes las particiones lógicas que las primarias:
podemos crear un número indefinido de particiones lógicas pero sólo cuatro particiones primarias
(contando la extendida).
Las particiones primarias suelen ser el lugar ideal para instalar sistemas operativos, ya que son
las únicas que se pueden activar. Los sistemas operativos MS-DOS, Windows 95 y Windows 98
sólo pueden ser instalados en particiones primarias. Y aunque Windows NT, Linux y OS/2 puedan
ser instalados en particiones lógicas, puede que ésta no sea siempre la opción más acertada. La
razón es que es necesario instalar algún gestor de arranque, ya sea en el sector de arranque del disco
duro o en el de alguna partición primaria. Si no deseamos alterar ninguna de las particiones
primarias existentes ni el sector de arranque, la única opción es realizar una instalación en una
partición primaria del primer disco duro.
Debido a que MS-DOS y Windows 9x presentan problemas al instalarse detrás de los primeros
528 MB del disco duro, es preferible crear sus particiones al principio del disco duro (o lo antes
posible, sin superar este límite). Los demás sistemas operativos, en caso de haberlos, se
instalarán entonces a continuación. Generalmente suele ser más acertado instalar los sistemas operativos
en el primer disco duro. Sin embargo, debido a la flexibilidad de Linux o Windows NT
podemos inclinarnos por otras opciones dependiendo de la configuración actual de nuestro equipo.
Algunos usuarios prefieren separar los sistemas operativos, programas y datos en sus
correspondientes particiones. Esto puede aportar una mayor robustez al sistema, ya que la corrupción de
los archivos del sistema operativo o los programas no afectan a los datos. Además, si
utilizamos particiones separadas para los sistemas operativos y los programas, nos facilita la utilización de
los mismos programas desde distintos sistemas operativos. Por ejemplo, una partición lógica
FAT para programas permitiría ejecutar los mismos programas desde Windows NT (instalado en
una partición NTFS) o desde Windows 98 (instalado en una partición FAT32). Pero esta
disposición del disco duro aumenta su complejidad (un mayor número de unidades) y obliga a calcular
a priori el tamaño de cada partición. Como ya dijimos anteriormente, las únicas particiones que deben
ser primarias son las de los sistemas operativos, el resto serán lógicas.
Una opción intermedia consiste en separar los archivos del sistema (sistema operativo y
programas) de nuestros datos. De esta manera, no se utilizan tantas unidades aunque sí se ofrece
una mayor seguridad y organización para nuestros datos.
¿Qué ventajas tiene particionar un disco duro?
- Permite organizar mejor la información (sistema por un lado, datos de usuario por otro)
- Permite tener instalados varios sistemas operativos en un PC lo cual es muy útil
- Permite actualizar un sistema operativo sin necesidad de perder información
Entonces, ¿es bueno particionar el disco?
Sí, porque en un mismo disco duro, podemos tener "varios discos". Ponemos varios discos entre comillas porque fisicamente es uno, pero trabajando, son como varios, asique en una parte como hemos explicado podremos tener el sistema operativo y en la otra los datos, de tal manera, que si dañamos la parte del sistema operativo, no perderíamos los datos.
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